Como consecuencia del escepticismo y del déficit de confianza en las instituciones tradicionales, la sociedad tiene una gran necesidad de creer en algo, de identificarse con unos valores, de compartir y formar parte de algo, lo que parece recordar las tesis de Erich Fromm en âEl miedo a la libertadâ?. Los significados y experiencias que las marcas proporcionan deberán buscar su inspiración más allá del producto y de los beneficios al cliente, y centrarse en establecer relaciones, más que en impulsar transacciones.
Esto hace que sea más importante âquien eres que qué hacesâ?, lo cual implica una mayor relevancia para las marcas, en especial las corporativas, que verán potenciado su rol de personificación e interlocución de la empresa con sus audiencias, aval de confianza de sus productos o servicios y creadoras de sinergias entre los mismos. De todas maneras, las corrientes de adhesión o desafección serán más volátiles y más difÃciles de controlar, o al menos de manipular, desde las empresas.
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