El smart packaging ya está aquí y lo veremos cada vez más: cervezas que se enfrían al abrir, platos preparados que avisan cuando están cocinados, cafés que se calientan solos, indicadores de temperatura en yogures, leches que sabemos de qué granja próxima proceden, etiquetas que se iluminan solas de noche a la luz de la discoteca, huevos con garantía comprobable de su frescura o etiquetas que, conectadas a nuestro móvil gracias a un código, nos permiten conocer todo acerca del estado, origen o propiedades nutricionales del producto e incluso nos mandan comunicaciones o recetas y nos avisan de promociones o localizaciones.
19 Crimes: la etiqueta que nos cuenta su brand story y los crímenes cometidos por sus autores
Tecnologías como la electrónica impresa con sensores para la trazabilidad de la cadena logística (almacenamiento, estado de la calidad del producto, procesamiento, origen, volcado o impactos), pigmentos o tintas inteligentes que actúan en materiales flexibles como chivatos indicadores de temperatura o humedad, códigos para informaciones y comunicación o que nos llevan a la realidad aumentada con solo una foto del producto invitándonos a un tour en tienda para ayudarnos en su compra… Se trata de una pequeña revolución silenciosa con enormes oportunidades.
Un impacto notable que irá al compás de la logística y la inversión
Este arsenal tecnológico y su analítica derivada se conecta a plataformas IOT tanto en retailers como en empresas fabricantes y hogares -cuando sean y estén 4.0-, con lo cual ayudan o ayudarán a construir una nueva experiencia de producto para todos durante su compra, su uso… Pero también respecto a sus cualidades, comunicación, logística, etc. Además, prepara el terreno para la entrada de la AI (inteligencia artificial) asociada a la toma de decisiones e interacciones que todos esos agentes tienen con esos ya ‘superenvases’. Ahí es nada.
Viene una nueva forma de interactuar y de relacionarse con el packaging y las marcas que hará que, al actuar éste como agente inteligente y poderoso, también se controle la economía circular del envase. Este hecho ayudará a mejorar los costes, la eficiencia, la calidad, la seguridad alimentaria y sanitaria y sobre todo ayudará a cuidar el medio ambiente. Es decir, se ampliará su función económica y social reduciendo desperdicios y ayudando a toda la cadena de reciclaje o reutilización.
Aunque hoy incubándose en el área logística, todas estas tecnología obligarán a las organizaciones a replantearse su modelo de negocio, produciendo disrupciones y sorpresas en algunos sectores.
Un nuevo futuro para nuestras marcas: mejores conexiones y experiencias
Además de la distribución y los fabricantes, se verán impactadas por este fenómenos marcas y compañías de alimentación, bebida, medicamentos o sanitarias, tabaco, productos peligrosos o contaminantes, droguería y cuidado personal, etc. Marcas que verán cómo se les abren grandes oportunidades de marketing y de consumo. Porque el packaging será en breve un recurso inteligente con funciones extendidas que permitirán mejorar enormemente la experiencia del usuario hacia la marca y la activación de la marca.
El conocimiento sobre las preferencias y las necesidades del consumidor crecerá notablemente, lo que permitirá afinar las acciones y estrategia de marketing mucho más. Se profundizará así la relación de las marcas con los usuarios, ampliándose y reforzándose las conexiones y mejorando la satisfacción de los productos.
Por otra parte, gracias al smart packaging también se abrirá una oportunidad de volumen muy importante para las marcas, sobre todo porque la conectividad y la movilidad van en aumento. El pack también será de gran utilidad en momentos delicados como las crisis para extender la vida del producto en el lineal y para acceder a los consumidores de forma rápida, efectiva y segura . Por su potencia y versatilidad, el smart packaging ayudará especialmente en el caso de innovaciones y nuevos lanzamientos de productos y marcas, interactuando en tiempo real 24/7 con los públicos.
Los retos del smart packaging
Pero por otro lado no podemos olvidar los retos que suponen esos envases, que irán marcando el calendario de implementación de esas tecnologías y su estado de madurez . Son retos de diversa naturaleza derivados, por ejemplo, de sus costes, de su impacto ecológico o sanitario, de la regulación, de la organización logística y comercial, de la inversión y la investigación…
Lo que está claro es que la transformación digital ha llegado al packaging para quedarse , desplegando poco a poco toda su magia entre actores más digitalizados, exigentes, hiperconectados y en continua movilidad.
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