Naming para todos los gustos

· por Summa

El primer teléfono móvil ensamblado en Venezuela ha salido al mercado el pasado 9 de mayo bajo la marca “El Vergatarioâ€?.

Para aquellos no familiarizados con la denominación, su raíz, “vergaâ€? se refiere al órgano sexual masculino de los mamíferos; y el adjetivo “vergatarioâ€?  – en este país latinoamericano – remite a algo muy grande, muy bueno, y/o muy impresionante. Lo que en la península ibérica podría ser homologable a algo así como “El Cojonudoâ€?.

Resulta curioso y digno de reflexión que un teléfono móvil:

  • Fabricado como parte de la cooperación tecnológica y financiera con China, y que representa un innovación importante para el continente
  • Que tiene previsto conquistar el mercado de las clases bajas tanto de Venezuela ( expectativas de tomar un 28% de la cuota de mercado nacional) como de países del Alba y del Mercosur
  • De una producción prevista de 600mil unidades para el 2009, cerca de un millón en el 2010, y cuatro millones a partir del 2011
  • Que competirá con las grandes marcas multinacionales

Salga al mundo bajo una denominación tan “vernáculaâ€?.

Si recordamos los principios del naming, vemos que teóricamente las denominaciones deben cumplir los siguientes requisitos:

  • Original/ distintiva: Es la fuerza diferenciadora, la capacidad intrínseca que debe tener el nombre de distinguirse de otros en el mismo sector.
  • Asociaciones latentes: Connotaciones de los nombres. El sentido o valor secundario que se le da a la denominación.
  • Vínculo emocional: Es la conexión, la relación profunda, cargada de afecto, libre y permanente, que une a las personas subjetivamente con el nombre (imaginería, aspiración, ilusión).
  • Memorable: Digno de recuerdo, fácil de invocar en la mente del cliente
  • Ajuste al concepto: Coherencia con el posicionamiento, los mensajes claves a comunicar, y las características de las diferentes audiencias.
  • Fácil de leer y pronunciar dentro de los mercados en los que participará

Analizándolo en frío, objetivamente, la denominación se ajusta bastante bien a los seis puntos; lo cual personalmente me asusta… pero luego me alivia.

Me asusta porque pienso en aquellos clientes que se rigen únicamente por los requisitos formales de un naming para seleccionar sus denominaciones de marca; me alivio porque éste caso es una muestra más de que en el naming no hay reglas ni fórmulas mágicas; no hay un decálogo a seguir; pues aunque un naming cumpla con los requerimientos anteriores, en su selección debe regir siempre el sentido común.

 

De acuerdo