Existen marcas en todas partes y se materializan de diferentes formas, muchas veces sin intencionalidad de serlo. Lo hacen a través del arte, de creaciones efímeras que marcan la ciudad por un tiempo limitado pero que sin embargo, marcan a sus habitantes y autores para siempre, convirtiéndoles a ellos mismos en marcas vivientes con un concepto tal sólido detrás, que podría resultar inspirador para cualquier empresa.
¿Genialidad? ¿Simple adecuación al medio para conseguir un fin? ¿Intencionalidades más allá que dejar una personal impronta? Quizás sea la expresión más pura de los anhelos intrínsecos del ser humano, o quizás la calle se impone como el medio de comunicación más poderoso. El arte siempre ha sido el vehículo perfecto para expresar lo que en ocasiones no puede determinarse con palabras, y la calle y sus paredes, el mejor lugar para gritar sin tener que alzar la voz.
Estas son marcas efímeras que se convierten en leyenda y que dan paso a corrientes artísticas y sociales que nadie puede ignorar. También marcas que deciden instalarse en la calle y un poco sin querer, acaban en las tiendas. Y otras que sin pretender serlo, prevalecen como tal aunque desaparezcan.
Aquí tenéis algunos ejemplos:
Muelle: seña de los ’80
Su autor perteneciente a la “Movida Madrileña”, sentiría un gran orgullo de saber que en nuestros días, uno de sus últimos grafitis con su memorable firma podría ser declarado Bien de Interés Cultural. Hablamos de Muelle, Juan Carlos Argüello, artista capaz de marcar el pulso de una ciudad que aprendía a vivir.
El niño de las pinturas: la memoria de una ciudad
La bella ciudad de Granada tiene secretos que van mas allá de la Alhambra; las obras de El niño de las pinturas. Consisten en pintadas con un gusto especial y tipografías rebeldes, de un artista que se ha ganado el favor de muchos de sus vecinos, y que adorna las calles de su ciudad con obras muy personales. Él además pone a disposición de todos su obra, haciendo pasar esta de la calle, a las tiendas.
Banksy: una marca viviente
Artista británico que se ya es un referente indiscutible en cuanto al mundo del Street Art, utilizado como vehículo de denuncia social. Su impronta es unívoca, y aunque su “logo” no aparezca, su obra se reconoce, trascendiendo la marca a su propia persona.
Lo efímero, que vive para siempre, convirtiéndose en memorable.
Referencias:
http://www.elmundo.es/elmundo/2012/03/21/madrid/1332362674.html
