El ser humano no es perfecto. De eso, ya nadie duda. Ni de que somos capaces de tropezar dos veces con la misma piedra.
Y esto, que parece una introducción para empezar a hablar de filosofía en vez de branding, tiene mucho que ver con cómo posicionamos y gestionamos las marcas. Porque la transparencia, tan ligada a la reputación de una empresa, pasa por reconocer las virtudes y los defectos de sus marcas. De hecho, un 68% de los consumidores reconoce que se fía más de las recomendaciones cuando las marcas muestran opiniones buenas y malas, mientras que el 30% reconoce sospechar de censura o falsedad si no encuentra comentarios negativos.*
Esto anterior, sumado a una apuesta por humanizar las marcas y a una cultura online en la que éstas deben interactuar de forma continua con sus audiencias, ha generado una nueva tendencia en branding que la plataforma Trendwatching ha denominado “Flawsome”.
“Flawsome”, síntesis de flaw + awesone (imperfecto e impresionante) es el término que hace referencia a todas esas marcas que acaban consiguiendo fans precisamente por mostrarse de una forma natural, es decir, tal cual son, con sus muchos aciertos y sus muchos errores, con días buenos y días malos en los que las cosas no salen bien. Algo que el consumidor valora cada vez más porque, entre otras cosas, él también ha decido optar por esta forma de aceptarse y mostrarse al mundo y porque está cansado de la rigidez y de la seriedad de muchas marcas, con controles de calidad inmaculados en el que todo es perfecto e idéntico. Sencillamente, el consumidor está aburrido.
Un buen ejemplo que puede inspirar a otras marcas para optar por esta nueva tendencia, es el caso de Domino’s Pizza y su Turnaround en el que, tras una crisis de reputación grave, encaró su reposicionamiento de marca haciendo públicas sus mayores debilidades.
Cuántas veces hemos escuchado eso de: “siempre tan bien vestido, de buen humor, sin una mala palabra… ¡no me fío!”
Reconozcámoslo. La gente perfecta nos genera desconfianza y no nos hace sentir muy cómodos. Probablemente sea porque no nos reconocemos en ellos. O quizá, porque por fin hemos entendido que la vida es efímera, incompleta e imperfecta y, con ella, la belleza de las cosas, tal y como lo concibe la corriente del Wabi-Sabi.
Nadie quiere marcas perfectas que nos hagan sentir imperfectos. Para eso, ya estamos nosotros mismos cuando nos miramos al espejo, 😉
*Fuente: Reevoo.com, enero 2012.
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