La palabra crisis en chino (wei-ji) une dos ideogramas: peligro (wei) y oportunidad (ji). Esta dualidad describe ajustadamente lo que sucede en el mercado. Algunas empresas viven estos momentos con miedo, pensando únicamente en medidas defensivas; otras en cambio son capaces de percibir oportunidades para reforzar su posición en el mercado y fortalecer las relaciones que mantienen con sus audiencias. La crisis incrementa el nivel de exigencia y la necesidad de diferenciación. Por ello, la marca, en tanto que garantía para los productos y servicios y vehículo de relación de la empresa con sus audiencias, se convierte en una herramienta clave.
Estamos ante una situación ciertamente complicada: el consumo de ciertos productos –como los automóviles o la vivienda– se ha frenado en seco a la espera de una coyuntura más optimista. En el sector de la alimentación muchos consumidores optan por una sustitución.
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