No sé qué tienen esas formas que hacen que nos parezcan tan bellas, unos simples colores planos sobre otros, la mezcla de formas y contraformas y los espacios crean letras en nuestros ojos. Letras gigantes o minúsculas. Carteles, libros, periódicos, luminosos, entradas de cine, tickets de la compra… Nuestro día a día está lleno de mensajes, de frases, de palabras y de símbolos pero solo unos cuantos nos paramos a pensar sobre ellas (ahí es donde seguramente, entre la deformación profesional claro). Pero quizá, es la interacción y ese “juego” del día a día en este trabajo el que hace que tengamos un sentido más cercano hacia la tipografía y todo el mundo de las letras, siendo éstas un punto clave, una herramienta imprescindible a nuestro servicio.
Ese contacto y experiencia con las formas ha hecho a lo largo del tiempo que muchos diseñadores o artistas gráficos diesen el paso de crear sus propias tipografías. No son más, bajo mi punto de vista, que homenajes a este oficio en el que cada letra cuenta.
Cassandre diseñó Biffur en 1922
y la Peignot en 1937
Milton Glaser creó la Keepon Truckin NF en 1964
y la Glaser Stencil en 1970
Herb Lubalin creó la Serif Gothic junto con Tony DeSpigna en 1972
Neville Brody diseñó la FF Blur en 1991