– ¿Y tú en qué trabajas?
– Pues yo me dedico al branding.
Esa sería la respuesta, directa y concisa, que daría siempre y cuando no me importase en absoluto ganarme la enemistad de mis interlocutores (¿y yo que voy a hacerle si no hay una palabra en español?)
En lugar de eso podría contestar: «A la creación y gestión global de marcas», pero el resultado, si bien me salvaría de relacionarme con chanzas varias a cerca de hablar en spanglish, no sería muy aclaratorio para un profano en la materia…
Algo tan habitual como responder a qué te dedicas no debiera hacerte sudar…
«Soy consultora». Eso lo digo cuando quiero poner verde de envidia al de enfrente y además cortar la conversación rápidamente (porque no le estás contestando aunque se quede pensando que ¡qué nivel Maribel!)
En realidad el problema no sería tal si sólo NO nos entendiesen los NO entendidos… a estos les puedes decir que haces logos y punto (con muuuuucho thinking detrás, eso sí por favor…)
La cuestión realmente importante es que al profundizar en la materia hablamos de concepto, posicionamiento, estrategia, identidad, esencia, imagen de marca, valor de marca, territorio, personalidad, arquitectura de marca, arquitectura de naming, logotipo, logomarca, imagotipo, símbolo, estilo visual, submarca, extensión de marca, endoso, cobranding, etc, etc, etc…
¿Cuántas personas, incluidas las más entendidas (consultores incluso) serían capaces de darte una definición clara de cada uno de esos términos?
Necesitamos un diccionario español-branding branding-español porque ni entre nosotros nos entendemos… Intentar buscar en internet, en google, definiciones de estos términos es una tarea harto divertida, si se me permite la expresión…
Todas las definiciones están llenas de «y» «o» «es decir» «o lo que es lo mismo»… y suelen aparecer las unas en las definiciones de las otras… «el posicionamiento es el territorio…» «el concepto o esencia es…»
El verdadero problema, por tanto, no es obviamente que no nos entienda la vecina,
– si no que nos entiendan nuestros clientes…
– y más importante aún, que entendamos nosotros a los clientes pudiendo identificar realmente sus necesidades y expectativas.
¿Cómo simplificar sin devaluar? ¿cómo hacer notar lo complejo de nuestro trabajo sin caer en la retórica-teórica y tecnicismos imprecisos? ¿Cómo hacer ver al cliente que lo que necesita es algo que hasta ayer no sabía ni qué era o llamaba de otra manera?
Desde luego la respuesta no está en un diccionario y por eso se inventó la figura del Consultor; que en SUMMA trabajamos día a día en nuestras presentaciones, nuestras metodologías y nuestros productos para lograr que nuestros clientes vean en ellas las respuestas a sus necesidades y tengan al final «unas ESTUPENDAS MARCAS que generen la preferencia de sus audiencias»…
Al final va a ser que es A ESO a lo que nos dedicamos…