Cada vez es más interesante cómo las marcas participan del diálogo cultural. Me gusta mucho lo bien que lo hace Heinz, que lanza productos como parte de la conversación social, como la salsa de vodka y tomate que hizo con Absolut en respuesta a un TikTok viral de una receta de Gigi Hadid, o la salsa BarbieCue a partir de la peli de Barbie, o la Mustard Sauce en colaboración con el productor musical Mustard.
Os comparto tres casos que he visto recientemente, algunos muy transformadores para ciertas marcas.
Ordinary Eggs
Ordinary, una marca de cosmética (lo que ahora llamamos skin care), se ha metido en la conversación sobre la escasez de huevos en Estados Unidos lanzando sus propios huevos —más baratos— en algunas tiendas de Nueva York.
Yo no lo llamaría oportunismo, sino reflejos: entrar bien y a tiempo, que viene siendo un arte que pocas marcas manejan bien. En su post explican: “Sin florituras, solo huevos”, algo totalmente coherente con la marca, enfocada en la sencillez y la transparencia.
White Lotus
H&M, Banana Republic, Abercrombie, Bloomingdale’s y Zara han lanzado colecciones inspiradas en la serie. Coffee Mate ha sacado dos tés helados en colaboración con White Lotus. Away, la marca de equipaje, ha llegado a un acuerdo con HBO para una colección conjunta. Brunch, una marca de zapatillas de casa de lujo, ha lanzado una colección de zapatillas y albornoces. Supergoop ha creado una línea de protección solar.
De todas, me quedo con la colaboración de Diageo, que ha creado The White Lotus Punch: una caja con los ingredientes para preparar los cócteles que aparecen en la serie. Propone una experiencia un poco más sofisticada, que dialoga mejor con el universo de White Lotus. Porque, dicho sea de paso, la serie de Mike White invita mucho más a tomarse un cóctel que a ponerse protector solar.
Ikea
No sé si a vosotros os pasa lo mismo cuando veis Severance. Por un lado, entiendes que la serie es una crítica al control que ejercen las corporaciones sobre la vida de las personas, creando una especie de infierno frío y minimalista. Por otro, ¡cómo mola ese infierno frío y minimalista! Todo limpísimo y bien ordenado, con pantallas retro y teclados mecánicos, como si lo hubiese diseñado Dieter Rams, y un trabajo que parece un Candy Crush de 8 bits.
Ikea Australia debe debatirse también con esa dicotomía, porque ha querido sumarse a la conversación sobre Severance con la gráfica que está más abajo.
En general, de todos los sets de escritorios que he visto de Ikea, diría que este es el que más me gusta. Porque si algo se le puede reprochar a los espacios de Ikea es que a veces son demasiado Ikea. Y este viaje a Severance le ha sentado muy bien. Precisamente esa es una de las ventajas de entrar en la conversación cultural: hacerlo bien y mojarse.
