Kia (Musk)
No debe de ser fácil ser director de marca en Tesla estos días. En Estados Unidos, hay gente que está cambiando el logo de Tesla por el de Toyota o Audi. No está claro si lo hacen como protesta por la deriva política de la Elon Musk o para evitar que su vecino se lo grafitee con una esvástica.
Mientras Tesla guarda silencio sobre las andanzas de Elon Musk y sigue hablando de sus coches como si el mundo entero fuese Teslaland, Kia ha publicado en Noruega un visual que entra de lleno en la conversación.
Me imagino bastante bien la llamada del CEO global de Kia al CEO de Kia Noruega y, a su vez, la llamada al CMO, porque lo borraron al poco tiempo. Pero alguien lo capturó y se hizo viral. Os dejo la insidia más abajo.
Moosehead Breweries (Trump)
Otra marca que ha entrado en la conversación política de una forma elegantísima es Moosehead. La cervecera canadiense ha ampliado su pack de 6 cervezas a un pack de 1.461 cervezas, el equivalente a los días que duraría un mandato presidencial de Trump.
El pack, una caja de madera con suficiente cerveza para cuatro años, lleva la siguiente inscripción:
Paquete Presidencial
«¡Felicidades! Ahora estás mil cuatrocientas sesenta y una cervezas más cerca de 2029.
No podemos predecir cómo serán los próximos cuatro años, pero considerando cómo comenzó 2025, tenemos la sensación de que esta cantidad de cervezas será muy útil. Salud.»
Lo transformador en los casos de Kia o Moosehead es cómo la distancia entre marcas y política se reduce cada vez más, desdibujando un límite que tradicionalmente se había respetado. Por un lado, porque la política es cada vez más populista y cercana a la cultura de masas. Por otro, porque las personas esperan que las marcas tengan una postura sobre lo que sucede a su alrededor.
Beeple (JD Vance)
Faltaba JD Vance para cerrar el círculo. El vicepresidente americano recibió un aluvión de memes tras su reunión con Trump y Zelensky, con su casi caricaturesco “Aún no nos has dado las gracias”. Ahora, Beeple, uno de los artistas digitales con los NFTs más caros del mundo, se ha sumado a la tendencia y ha creado un par de alegorías:
Sí, ya sé, es arte. Pero también podría haber sido una muy buena campaña de Skittles.