Me ha encantado el artículo de Juanjo Villalba en el que dice que, últimamente, quedar con tus amigos se ha convertido en una tarea más. Todo el mundo está ocupadísimo, las agendas van a tope, y coordinarse requiere tiempo, recordatorios y hasta algún que otro Doodle.
Como ya no tenemos tiempo de vernos, las pocas veces que quedamos no es para hacer cosas juntos, sino para ponernos al día. Es lo que los anglosajones han bautizado como catch-up culture.
Las herramientas tecnológicas y las redes sociales han remodelado la amistad y sus rituales. Ahora seguimos a nuestros amigos desde la distancia de las pantallas, pero cada vez hacemos menos cosas con ellos. Hemos sustituido ese tiempo por otras actividades, casi siempre mediadas por pantallas. Nos hemos rodeado de nuevas compañías que nos acompañan durante el día: amistades, si se quiere, un poco más artificiales.
Hace un mes, Casio lanzó Moflin, una especie de peluche con IA, o una IA disfrazada de osito. Una compañía para los niños.
Hace un par de días, Sam Altman, CEO de OpenAI, conversaba en público con Jony Ive, el exdiseñador estrella de Apple, sobre el nuevo dispositivo físico que están creando juntos.
Se ha especulado muchísimo sobre cuál será la nueva forma de los interfaces humanos para conectarnos. Con la IA, parece que ya no tiene sentido que sea una pantalla, ni por tanto el móvil, y que lo que llevaremos encima será otra cosa: auriculares conectados, gafas tipo Meta… Lo que está claro es que, a nivel de diseño, el móvil tal y como lo conocemos tiene los días contados.
Por eso hay tanta expectación por saber qué forma dará Jony Ive, el padre del iPhone, al cuerpo físico de ChatGPT.
En la charla no desvelaron prácticamente nada. Solo el nombre provisional del dispositivo:
Friend.
