La gestión de una marca es un proceso complejo y global. Por eso muchas empresas fallan en la implementación de sus estrategias de marca casi más que en la definición de las mismas.
Muchas veces se confunde gestionar la marca con llevar a cabo el lanzamiento de la misma o elaborar y ejecutar acciones de marketing y comunicación, pero es mucho más que eso. Para desarrollar todo el potencial de una marca y mantenerlo en el tiempo, es necesario contar con un modelo de gestión adecuado que incorpore al menos seis aspectos clave:
El primer paso de una buena gestión de marca es definir correctamente donde se quiere llegar como resultado del plan.
Muchas veces las empresas no gestionan bien sus marcas porque no existen equipos con esa responsabilidad específica.
Más allá de las personas y funciones que tengan la responsabilidad de la gestión de la marca, es imprescindible que las empresas cuenten con protocolos claros y establecidos para ello.
Ninguna compañía puede construir una marca poderosa si las personas que componen su organización no comparten los principios que la inspiran y actúan de acuerdo a ellos en sus comportamientos diarios.
Pero eso no se produce por generación espontánea: para construir una robusta cultura de marca debe haber un liderazgo de marca en la organización que permita garantizar que:
Al final las marcas se construyen en base a las experiencias que generan en la interacción con sus públicos. Por eso, en un programa de gestión o gobernanza de marca no pueden faltar datos y sistemas que evalúen la calidad de esta interacción.
La gestión de un activo intangible de primer orden como es la marca debe contar con un sistema de gestión de sus riesgos de forma que permita identificarlos, evaluarlos y mitigar su posible ocurrencia y sus consecuencias para solventar futuros problemas económicos, más allá de su impacto en reputación.
En cualquier caso, la gestión de una marca en un contexto cambiante y volátil como el actual debe ser un proceso dinámico por lo que, tanto el propio modelo como los diferentes elementos que contempla, deben ser evaluados periódicamente para asegurarse de que siguen siendo los que requiere la marca e incorporar nuevos aspectos que puedan ser necesarios en cada momento para llevar a cabo una gestión eficaz y con éxito de de la marca.
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