En un mundo cada vez más complejo, la lucha competitiva y el dominio de los mercados se traslada progresivamente de la calidad y los costes a las ideas y la imaginación. Cada año aparecen miles de nuevas marcas y productos dispuestos a acabar con el reinado de las compañías de referencia, pero solo una de cada 60 ideas llega a ser viable.
¿A qué se debe? A que solo un 11% de los lanzamientos que se producen al año son innovadores y no un me too de la competencia. Para ganarse y mantener la preferencia de los públicos es necesario estar a la última, anticiparse a las demandas. Y para ello es obligatorio innovar desde la creatividad estratégica.
En general, para encontrar soluciones nuevas a problemas formulados, o incluso para formular nuevas preguntas y servicios, la clave es la creatividad y apostar por proyectos y trabajos creativos. La sinergia entre innovación y creatividad en las empresas se ha convertido en un rasgo competitivo.
La innovación debe ser consustancial a toda compañía y la creatividad puede ser aplicable a cualquier proceso. Debemos trabajar en la ideación y exploración de nuevos conceptos, abrir nuevas rutas, profundizar en los insights, estimular la cocreación y estar atentos a las tendencias, a las dinámicas del mercado, al comportamiento de los usuarios, aplicando a todo ello una mentalidad abierta.
Y utilizar métodos de trabajo creativo o técnicas de investigación colaborativa, como por ejemplo los laboratorios de innovación abierta o de co creación. En estos laboratorios, con metodologías y profesionales expertos, se trabaja de forma colaborativa con clientes, no clientes, expertos, consultores para encontrar juntos soluciones creativas que den respuesta a los problemas y se anticipen a los que están por llegar. Esto permitirá encontrar soluciones que se puedan concretar en mejoras accionables.
Se ha demostrado que las marcas que apuestan y fomentan un entorno innovador crecen hasta 5.5 veces más que las compañías que no lo hacen. Contar con una cultura innovadora basada en procesos y trabajos creativos se ha convertido en una necesidad presente en todo tipo de compañías. Si antes la creatividad y la innovación estaban vinculadas a departamentos concretos o puntuales dentro de una marca, como podía ser diseño o marketing, la realidad ha impuesto un nuevo modelo de organización. Empresas como IBM o Amazon ya han apostado por ello abriendo nuevos departamento o proyectos como Lab 126.
La irrupción de la tecnología ha elevado las expectativas y exigencia por parte de los clientes y usuarios, pero también ha puesto al alcance de la marcas nuevos flujos de trabajo y procesos colaborativos que antes resultaban complejos. La inteligencia artificial o el machine learning ya están siendo utilizados por empresas punteras para innovar en sus productos o servicios.
Todos los trabajos y todas las empresas pueden ser creativas si están abiertas a buscar nuevas respuestas y a formular nuevas preguntas, algo cada vez más necesario para garantizar la supervivencia de nuestras marcas.
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