La simplicidad, los diseños planos, lo minimalista, lo esencial, el cromatismo dosificado y los tonos menos puros y estridentes marcarán los patrones a seguir. El flat design, en definitiva.
En consecuencia, todo lo anterior sufrirá un envejecimiento súbito, la comparación de lo nuevo con lo ya existente será demoledora, algo que siempre ocurre cuando el cambio de tendencia es tan notorio, tan contrastado con lo vigente.
Sin embargo no hay (o no conozco) una fórmula mágica que, en cuanto a lo meramente formal, constituya una garantía de éxito.
El éxito siempre dependerá de que la identidad visual sea el resultado de una correcta interpretación de la estrategia previamente formulada en cada caso y de que responda a la verdadera personalidad de la compañía, a lo que constituye su esencia verdadera, a lo que la hace diferente y única.
Por ello debo confesar que personalmente creo más bien poco en las tendencias como religión a seguir a piés juntillas.
Creo que las tendencias son simplemente un paisaje que contemplar, que tener presente, pero nunca una tendencia debe constituïr un punto de partida, una obligación preimpuesta.
Insisto, cada caso deberá tener la respuesta más adecuada al problema que se plantee, independientemente de si ésta está en tendencia o no.
A fin de cuentas una tendencia siempre resulta algo tendencioso…
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