Esta archiconocida tipografía ha cumplido varios propósitos a lo largo de su historia. Desde reflejar las tendencias utópicas del diseño suizo a mediados del s. XX a cobrar gran aceptación comercial en identidades corporativas en los 60’s y 70’s, hasta llegar al lanzamiento del documental sobre la Helvetica (2007), para celebrar su 50 aniversario, que representó el punto álgido de la locura creada en torno a esta tipografía.
Y es que con el tiempo ha pasado a ser un símbolo del diseño por el diseño (vinos, películas, señalizaciones, logos, perfumes, gafas de sol, perchas…) Si eres diseñador y haces algo para diseñadores, añade una Helvetica y tienes el sector ganado. Crea el efecto contrario que la Comic Sans, pero ni la una es tan perfecta ni la otra una abominación, sino que falla el sobre uso que se le está dando.
No me voy a centrar en el uso de la Helvética en los logotipos, pero es imprescindible hacer algunas menciones que ejemplifican a la perfección lo que pretendo transmitir.
En todos los casos sucede lo mismo: pasamos de un logo con personalidad (no todos son geniales, y aceptamos que necesitaban un rediseño) a tener logos monótonos que han perdido gran parte de su personalidad.
En resumen, el problema comienza cuando el motivo que nos lleva a elegir la Helvetica, es el hecho mismo de ser Helvetica y nada más.
Es cierto que estamos viviendo un gran auge de las handscript y los letterings, pero para cuerpo de texto se sigue usando la Helvetica como recurso fácil. Automáticamente damos por sentado que un diseño es bueno si está hecho con Helvetica. De las miles de tipografías a las que tenemos acceso siempre terminamos usando la misma.
Muchas veces la razón principal para usar la Helvetica es su neutralidad y objetividad. Es cierto que no existe ninguna tipografía totalmente objetiva, pero es precisamente esa supuesta carcacterística la que le ha otorgado la popularidad que tiene hoy. Esto permite a los diseñadores centrarse en el diseño o en el contenido obviando la capa tipográfica para poder mantener intacto el concepto.
Como todos sabemos, el diseño gráfico tiene la capacidad de comunicar no solo con el significado de las palabras, sino también con sus formas. La tipografía es un recurso más a la hora de transmitir los valores de una marca, de comunicar un concepto. Por eso me resulta extraño la facilidad con la que recurrimos a la Helvetica y desaprovechamos esa valiosa herramienta que es la tipografía, y aún en el caso de que el diseño requiera una tipografía “neutral” , ¿la mejor opción es el recurso fácil? Hay una gran lista de tipografías que comparten rasgos con la Helvetica y que no están tan explotadas. Porque es precisamente esa predilección por lo seguro lo que la está banalizando tanto.
Una iniciativa que convierte carteles
callejeros en Helvetica para «mejorarlos»
Hace tiempo leí que “solo los diseñadores ven la Helvetica”. A mi parecer, este tendría que ser un buen argumento para hacernos reflexionar sobre el uso que le damos. ¿Realmente tiene una función dentro de la composición? ¿Ayuda al diseño? ¿Comunica algo al público al que se dirige?… ¿O es un guiño a la gente del gremio?
Me gustaría terminar animándonos a pararnos unos minutos a la hora de elegir la fuente que vamos a utilizar y darle una oportunidad a todas esas maravillosas tipografías que esperan a que las escojamos.
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