REYES CUEVAS
EL PAIS SEMANAL – 13-08-2006
¿Puede un animal intervenir en un diseño? ¿Funcionarían unos altavoces de cristal? ¿Cómo conseguir que un lugar se renueve constantemente? Todo es cuestionable, intercambiable. Nada es lo que parece en las creaciones de Front (www.frontdesign.se). Cuatro diseñadoras suecas trabajan desde hace años en los límites de la creación. Animales, máquinas o incluso el tiempo y la temperatura intervienen en su obra, concebidos como experimentos con los que cuestionar los principios del diseño.
Charlotte von der Lancken, Sofia Lagerkvist, Anna Lindgren y Katja Sävström (ninguna sobrepasa los 40 años) forman este combo, tan extremo como inusual, cuyos trabajos vienen circulando por importantes ferias y museos europeos. Su bautismo internacional se produjo hace tres años en su ciudad: la Feria del Mueble de Estocolmo. Allí presentaron Design by Animals, una colección de accesorios intervenidos por seres vivos en su proceso creativo. «Cread cosas maravillosas‚ les pedimos a los animales, y así lo hicieron». Bajo esta anécdota con la que Front justifica su heterodoxa serie Diseño por Animales se encuentran trabajos como Rat wallpaper (rollos de papel de pared roídos por un hámster), Snake hanger (una percha creada a partir de un taco de arcilla asfixiado por una serpiente), Dog vase (una vasija reproducida a partir de la pata de un perro hundida en la nieve) o Fly lamp (reproducción del vuelo de una mosca alrededor de una bombilla). «Los animales fueron el factor de casualidad incontrolable sobre los materiales». La serie fue el germen de su carrera y parte de un historial al que hoy se suman ferias como las de Milán, centros de arte (Design Museum de Londres) y firmas punteras (Droog Design).
Para algunos diseñadores, la experimentación es una parte de su propuesta. Para Front es su tarjeta de presentación, un terreno donde la reinterpretación de objetos cotidianos adquiere una nueva significación sin perder funcionalidad. Es el caso de la serie Technology in New Form, que incluye desde unos altavoces de vidrio resistente hasta un reproductor de MP3 de madera o un contestador automático de silicona. Todos, prototipos aún sin comercializar.
Desde que se conocieron estudiando diseño industrial en la Escuela Superior de Artes y Diseño de Estocolmo, el método de trabajo del cuarterto se puso a prueba. «Empezamos a desarrollar ideas: qué hacíamos y por qué. Nos gustaban nuestros trabajos individuales y evaluamos nuestros intereses en común», recuerda Von der Lancken, de 28 años, que figuraba en 2005 en la lista internacional de mejores diseñadores menores de 30 años de la revista Wallpaper. En 2003, las creadoras formaron su estudio, situado en una factoría de los suburbios de la ciudad. Un año después se trasladaban a un céntrico despacho alquilado en el edificio de la empresa nacional de transportes, con grandes ventanales y vistas al canal de Hammarby. «Hoy somos un grupo en el que todos sus miembros se involucran en el proceso creativo, desde las ideas y discusiones iniciales hasta el producto final. Éste, a menudo, transmite una historia sobre su elaboración y lleva a la reflexión sobre sí mismo o el material con el que está hecho», añade Charlotte.
Se mueven libremente en los márgenes de la ciencia, manejando conceptos como la mecánica (con diseños como una mesa que simula andar mediante un procesador) o la gravedad (la reproducción en porcelana de la caída de una vasija). También en el campo de la interactividad, con una lámpara que se enciende al detectar la presencia humana, y en el virtual, con diseños en 3-D, a modo de videojuegos.
Expertas en mobiliario, su primer trabajo fue un interiorismo: la Tensta Konsthall, una galería de arte de las afueras de la ciudad. Su suelo interactivo cambia con las pisadas, las enredaderas crecen a gran velocidad renovando el paisaje y unas tazas mutan al calentarse el líquido en su interior. Entre sus últimas creaciones está Sketch furniture: la reproducción en plástico de muebles dibujados en el aire y tratados con un programa de animación de cine.
A principios de 2006, la firma sueca Materia comercializaba cuatro de sus muebles; la belga Vlaemsch, las sillas de la galería Tensta, y la holandesa Moooi, la serie Animal Thing, tan negra como la ropa de guerra de las diseñadoras y tan extravagante como sus creaciones. Formada por dos lámparas, en forma de caballo y conejo, y una mesa con aspecto de cerdo, la presentan con un lema: «Mobiliario del que enamorarse a primera vista, o bien odiar para siempre».
http://www.frontdesign.se/portfolio.htm
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