Con el imperativo climático en nuestras agendas, las marcas de alimentación y bebidas deberán ofrecer a los nuevos consumidores una dieta alimenticia más eco-responsable. Esto afectará directamente a cómo se eligen, se presentan, se compran y se consumen estos productos.
Una transformación que no ha hecho más que empezar y que tendrá un impacto en el propósito, el posicionamiento, la comunicación y presentación de las marcas y en su proceso de activación.
Alineándose con propósitos de marca cada vez más eco-responsables, pues son cada vez mayores las demandas de la población hacia esta tendencia, la industria alimentaria está en puertas de experimentar grandes cambios en los productos que ofrece a sus públicos, desde sus ingredientes y envases, sus menús y recetas, hasta las presentaciones e informaciones de los mismos.
Y es que los consumidores son conscientes de que sus opciones y decisiones de consumo -y en consecuencia las acciones de toda la industria agroalimentaria derivada– tienen un enorme impacto medioambiental y social para sus comunidades locales.
Por ello, porque ha dejado de ser sostenible y porque no tenemos un planeta B, es el momento de cambiar muchos de nuestros hábitos de alimentación.
La sociedad exige una respuesta urgente por parte de las marcas, cuyos propósitos deben ser más eco-responsables, y reclama que se alineen con estos hábitos de consumo más sostenibles, responsables y saludables, para poder ejercer una responsabilidad en sus decisiones de compra.
Según YouGov (UK), un 64% de los ciudadanos británicos manifiesta el deseo de reducir su huella de carbono en su alimentación y un 50% está dispuesto a prescindir de la carne en su dieta.
Los consumidores, además, valoran el impacto causado por las empresas en factores como el consumo energético en la fabricación de pienso animal, el consumo de agua, los efectos en nuestra salud, el tratamiento de residuos, el trato animal, el uso de antibióticos, la huella de carbono de la cadena de suministro, etc.
La lista de agravios se hace larga, costosa y poco favorable al ‘better life’, especialmente para los productos de origen animal.
Reflejo de ello es la transformación que estamos viendo en el mercado del fast food, en el que hasta la ONU se ha posicionado ya a favor de las dietas vegetarianas. Una primera llamada de atención muy significativa en un producto estrella de nuestra dieta europea.
Lo vegano y lo vegetariano apunta pues muy lejos y puede rebajar hasta 5 veces la huella de carbono. Ahí es nada.
Nuevas alternativas de consumo, más o menos disruptivas o conseguidas, nuevas especies, frutos, legumbres, plantas, semillas, algas o incluso insectos están continuamente en el punto de mira y son investigados por los gigantes de la alimentación y el retail. IKEA es un ejemplo de este cambio.
Nos vamos a ir acostumbrando a las hamburguesas vegetales, a pasta a base de legumbres, a chips de algas, a helados veganos a base té o plantas, o a revuelto de ‘huevo vegano’ hecho a base de mungo o soja verde frente a los ‘scrambled eggs’ tradicionales, de huevos de granja y que tienen un mayor impacto en la huella de carbono.
Fuente: Greenparadise.com.mx (2020)
Fuente: Delish.com (2018)
También aparecen nuevas webs y apps, como los ‘carbon footprint calculators‘ que ofrecen cálculos inmediatos de cualquier opción de alimento o dieta, dejando blanco sobre negro el impacto de lo que comemos o compramos.
Los propósitos de las marcas son más eco-responsables. Por ello, algunas de ellas introducen cada vez más información sobre su procedencia, mucha más información nutricional, o cápsulas informativas educacionales sobre hábitos, además de revisar seriamente todo su packaging y entrar de lleno en la economía circular de la triple R (reduce, recycle, reuse).
Nestlé, por ejemplo, está estudiando informar sobre la huella de carbono de sus marcas.
Fuente: Oroeco.com
Esto son solo algunos ejemplos de lo que viene y que podrá afectar a mercados enormes.
Las disrupciones serán importantes y las marcas deberán liderar o adaptarse de forma estratégica y con rapidez a este cambio para ofrecer experiencias de marca más positivas a las personas y más favorables al planeta.
Las marcas que no reaccionen a tiempo pueden ver penalizado su crecimiento de forma bastante inmediata.
Por el contrario, para que cuyos propósitos de marca sean más eco-responsables e incorporen en su modelo esta realidad, se abren enormes oportunidades de diferenciación, de extensión y crecimiento, de innovación y conexión con nuevos target.
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