En 1936, el Instituto Alemán de Estándares Industriales estableció el tipo de letra DIN 1451 como la fuente estándar para todas las placas de matrículas del país. Esta norma tipográfica pronto se extendió a otros muchos países europeos, y esta fuente y sus variaciones coparon en poco tiempo gran parte de las placas de matrícula del continente. Incluso décadas después de su aparición.
A continuación os dejamos con otras tipografías para matrículas:
La tipografía DIN, que es el acrónimo de Deutsches Institut für Normung y la abreviatura por la que se conoce al Instituto, se basaba en la fuente utilizada por los Ferrocarriles Prusianos desarrollada en 1905. Pero tal y como explica Erik Spiekermann en su blog, las líneas geométricas de esta tipografía la convertían en una fuente fácilmente falsificable. “Ladrones de coches, terroristas y falsificadores de diversas procedencias podían convertir fácilmente una F en una E, una C en un 0, ó el 3 en un 8 con sólo un poco de cinta adhesiva negra o pintura blanca”.
Para solucionar este problema, entre 1995 y 1997 Karlgeorg Hoefer diseñó la tipografía FE-Mittelschrift, para que cada letra fuera única y sin rasgos comunes con otros caracteres o números. Sin embargo, en esta tipografía cada letra esa tan única que si un ladrón se inventa un carácter nuevo nadie se daría cuenta.
Por esta razón, solo un año después la tipografía alemana volvía a actualizarse. En 1998, Martin Fredrikson creaba una fuente reinterpretando las matrículas alemanas FE Schrift mediante la alteración de algunos caracteres. En esta nueva tipografía de matrícula se podían distinguir tres estilos: el regular, el alternativo y en letras minúsculas.
Ya en el año 2000 surgió Car-Go 2, una versión de FE Schrift creada por Anke Arnold que incluía la particularidad de una tipografía de matrícula en negritas y las hacía más fácilmente identificables en la carretera.
Para realizar este cambio de fuente influyó también, y mucho, la llegada de los sistemas de reconocimiento de caracteres (OCR), que forzó a varios países de la Unión Europea – entre ellos Alemania, Portugal, Italia, Países Bajos o Reino Unido – a cambiar la tipografía y el uso de los colores en las placas de matrículas. Eran necesarias tipografías más simples y sobre un fondo blanco o amarillo para facilitar la lectura y evitar los reflejos.
En aras de la legibilidad, Alemania también determinó que, si bien la tipografía admitida es tan solo una, el ancho y alto de la placa de la matrícula pueden ser ajustados según la cantidad de caracteres que se incluyan en la placa (son diferentes según la zona del país), pudiendo aumentarse para distribuir los caracteres hasta en dos líneas.
Una especificidad que no se ha tenido en cuenta en España, donde la tipografía, monoespacial, no se adapta al espacio en algunos caracteres como la ‘w’, que aparece comprimida y deformada.
En definitiva, un cuidado trazado de la tipografía, un espaciado adecuado y colores que faciliten la legibilidad deberían ser los estándares que guíen la elección de las tipografías para las matrículas.
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