Como hemos visto en otros posts, por rebranding entendemos un proyecto de actualización o modificación de la identidad de una marca. Generalmente, va más allá de un mero restyling y contempla una redefinición de la plataforma estratégica de la marca. Llevar a cabo un proceso de rebranding puede ser oportuno, y en ocasiones imprescindible, cuando se dan cambios importantes en la estrategia de negocio, movimientos disruptivos en el sector, extensiones de la marca en territorios que no le son propios, o a veces también por una crisis de reputación.
Desarrollar un rebranding requiere estudiar a fondo el mercado, los competidores y la propia empresa y sus capacidades y estrategia de negocio. Y como hemos dicho en más de una ocasión, es una gran oportunidad para el relanzamiento interno y externo de una empresa. Por eso es estratégico y hay que ponerlo en manos expertas.
Pero, una vez hemos llevado a cabo el rebranding propiamente, ¿qué hay que hacer para que los usuarios lo perciban de la forma que queremos? Como veremos en este post, el plan de implementación y comunicación del rebranding es una parte importante del éxito de cualquier proceso de este tipo.
Para que nuestro público perciba adecuadamente los cambios, será necesaria una comunicación eficazmente planificada y dirigida. Tanto más necesaria cuanto mayor sea el cambio, por supuesto.
Y cuando hablamos de comunicación, no nos referimos únicamente a la que se dirige a públicos externos, sino también -y muchas veces hasta más importante- a la comunicación con los públicos internos de la marca.
A la hora de enfocar la comunicación, también deberemos tener en cuenta que el público no conoce la marca, ni las razones de porqué acometemos un cambio. Hay que contarlo en términos comprensibles y significativos para las personas.
Y por supuesto, es necesario entender que cada marca es distinta y definir un plan de comunicación a medida de los objetivos que se persigan, de las características del cambio que se esté llevando a cabo, de los públicos a los que se dirige y del tipo de marca de que se trate.
Por ejemplo, hay diferencias significativas si se trata de una marca B2B o B2C.
Hemos hablado de la importancia de la comunicación en la implementación de un rebranding, pero no es lo único que una marca debe tener en consideración.
A continuación te mostramos algunas de las líneas maestras de actuación:
Como hemos visto, tener éxito con un rebranding no es algo simple. Además del acierto del propio proceso en sí mismo tanto a nivel estratégico como de expresión visual, es clave una adecuada planificación del proceso (estudios previos de percepción de marca, definir unos objetivos mensurables, etc.) y una cuidadosa implementación y comunicación del rebranding a los diferentes públicos son fundamentales también para el éxito del proceso.
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