Por supuesto cuando hablamos de estas marcas hablamos de aquellas que consiguen una gran conexión con sus audiencias.
Estas marcas consiguen que la gente les siga, allá donde vayan, que las quieran y que lo vayan pregonando a viva voz.
Estamos hablando de historias… historias que de verdad interesan forjadas a partir de una pasión que nace dentro de la compañía, de su gente, y es compartida y transmitida en todas las acciones y ámbitos en que la marca se mueve. Historias evocadoras y llenas de fuerza, historias que crean nuevos significados, nuevas conexiones y nuevos sentimientos, nuevos sueños que se despiertan, mitos, iconos, nuevas inspiraciones..
Pero como digo, las grandes historias nacen dentro de la compañía, de entre las personas que la componen.
Siempre se dice que para que una marca sea fuerte en el exterior tiene que ser primero fuerte en el interior. Cierto. Por eso es importante que para convencer o seducir a nuestros clientes, a nuestras audiencias, primero internamente la gente debe estar alineada con los valores y visión de la compañía, ayudando a las marcas a proyectar aquello que quieren significar en todos sus puntos de contacto.
Es por ello que es imprescindible que la marca tenga mecanismos para captar a personas que entiendan su personalidad, sus motivaciones, sus valores y su punto de vista en cualquiera que sea el sector donde opere. Fundamental.
Se habla en muchos foros y en multitud de conversaciones de la importancia del talento de las personas que conforman las compañías, de las capacidades, pero más allá de eso la importancia ya no solo del talento sino de la persona como tal, de cómo piensa, cómo actúa.
Porque el talento es importante, pero las personas lo son más.
Por eso la creciente “preocupación” por inspirar a las personas que conforman los equipos y su desarrollo, personas con la capacidad de resolver problemas al mismo tiempo que con la imaginación para plantear nuevas ideas, nuevos escenarios, nuevos sueños. La innovación para crear valor. Fundamental.
Durante muchos años se ha creído que el éxito provoca la felicidad, aunque desde hace un tiempo gracias a autores como Shawn Achor justamente se ha defendido que funciona de manera contraria. Uno tiene éxito cuando es feliz.
Una de las definiciones de la felicidad que más me gusta es: “la experiencia de emociones/placeres positivos combinado con sentimientos más profundos de significado y propósito”.
Hay iniciativas muy interesantes, como la de “Delivering Happiness”, donde tratan de implantar la felicidad como parte del modelo de negocio, del adn de la marca, de los empleados, de las personas… Como ellos dicen: “Inspiramos pasión y propósito para un mundo más feliz”. Iniciativa que a partir de la felicidad promueve una cultura idónea para conseguir los resultados deseados mejorando la productividad y ayudando a que todo el mundo reme en la misma dirección. Fundamental.
Marcas como Zappos, de la que se ha hablado en tantas ocasiones, es un claro ejemplo de ello.
Porque al final, qué es una marca sino un mundo de propósito, significado y emociones..
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