Pueden parecer preguntas existencialistas, pero lo cierto es que cada vez más los consumidores demandan a las marcas una mayor nivel de relevancia útil. Es decir; que aporten más allá de la mera venta de un producto o servicio, o que los propios productos o servicios sean extraordinarios.
Por ende, las marcas reaccionan (o se anticipan) a esta demanda creando productos más experienciales o relevantes, o acercándose a sus públicos de una forma más vivida e intensa, si la posibilidad de intervenir en producto no es factible.
Las promesas de marca están al servicio de las experiencias. El overpromise se castiga duramente. El consumidor rastrea por la red hasta que encuentra algo que realmente le satisfaga, o crea que va a hacerlo. Y si no lo hace, castiga a la marca duramente. El consumidor de hoy “no tiene tiempo que perder” malgastándolo en una experiencia de consumo no satisfactoria.
Esto lleva a un segundo punto vital para las marcas hoy, y es la integración de la tecnología en la propia conceptualización del negocio. Esta es la única manera de tener en cuenta todo lo que dicha tecnología puede hacer por la marca: para bien, y para mal.
Pero volviendo a las preguntas de inicio, lo que aquí planteo es una reflexión más allá de las tendencias de consumo, y es hasta dónde llega la responsabilidad social corporativa, o hasta dónde puede “llegar a llegar”.
Planteo una posible ampliación de la acepción de la RSC hacia un universo más emocional que hoy, es básico para el consumidor.
En sociedades avanzadas la autorrealización tiene una relevancia capital, y se considera esencial para el avance individual y en muchos casos también social. Sin entrar a valorar quién está cerca o no del hedonismo y la frivolidad, sin duda se produce un fenómeno donde una vez más, las marcas tienen un reto, una oportunidad, o una razón para quedarse atrás. Depende de cómo queramos enfocarlo y de los recursos que estemos dispuestos a invertir en, digamos en términos generales, RESPONSABILIDAD.
Obviamente no todas las marcas/empresas tienen sobre sus espaldas la gran responsabilidad de ayudar a hacer avanzar sociedades o a los mismos individuos, pero algunas probablemente tengan estas preguntas presentes en su día a día.
Marcas como APPLE, cuyo producto estrella, el iPhone, llega en cada versión marcando tendencia y pautas de consumo a un nivel TOP (cambio de mentalidad en cuanto al uso del Smartphone, de la integración del Smartphone en el día a día de las personas, de la concepción de las APPs…). O Google, de la que dependemos gran parte de la población para sobrevivir con éxito a nuestro día a día profesional o personalmente hablando.
Pero en general, cualquier marca que hoy quiera ser competitiva y no solo eso, sino sobrevivir, ha de generar una relevancia útil para el consumidor y también para la sociedad o para parte de ella, pues si bien el individuo pesa mucho, este conforma junto con otros, colectivos con el poder suficiente como para destronar marcas o llevarlas a la cima.
Termino dejándoos la definición que el Observatorio de Responsabilidad Social Corporativa hace en su Web:
“La Responsabilidad Social Corporativa (RSC) es una forma de dirigir las empresas basado en la gestión de los impactos que su actividad genera sobre sus clientes, empleados, accionistas, comunidades locales, medioambiente y sobre la sociedad en general.”
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