Como hemos comentado en otras ocasiones, es básico tener claro que los conceptos rebranding y restyling no son lo mismo a pesar de que a menudo se emplean como sinónimos.
Sin entrar en mucha profundidad porque este aspecto ya lo tratamos en un post reciente, diremos que el restyling tiene que ver con la actualización del logo y que el rebranding en general implica cambios más estratégicos de posicionamiento y tiene implicaciones más profundas en todo el sistema de marca, pudiendo contemplar incluso un cambio de nombre.
Pero lo importante es detectar a tiempo cuando es necesario llevar a cabo un proceso de cambio y cuál es el grado de transformación que requiere la marca.
Comencemos con el restyling…
La base de un restyling de marca es el logotipo. En este caso, este icono, logo o anagrama puede desgastarse debido al paso del tiempo, volverse anticuado, desfasado y no transmitir lo que se busca desde la startup.
En esos casos es importante reaccionar de forma ágil y evitar que llegue a impactar en las ventas, en la fidelidad de los clientes o en los índices de captación.
¿Cuándo debemos aplicar un restyling?
- Cuando el logotipo ya no está en consonancia con el posicionamiento, propósito o personalidad de la marca.
- Cuando el logo comience a quedarse atrás y a mostrarse anticuado ante el avance del mercado. Si te quedas rezagado con respecto al sector y tu competencia, puedes perder relevancia y conexión con tus públicos. Por tanto, ante los primeros síntomas de cambios en el sector que puedan influir en tu marca, se debe estar preparado para evolucionar para seguir creciendo. ¿Te imaginas a Coca-Cola, Danone o Volkswagen con su logotipo inicial? Los tiempos cambian, la comunicación también.
- Para adoptar una imagen más profesional. En ocasiones, la andadura de una startup comienza con un logotipo para “salir del paso”, pero cuando la empresa crece y se va profesionalizando, es habitual que necesite adaptar su identidad visual (logo, estilo visual, colores, tipografías..) para que exprese mejor la realidad y la visión a medio plazo de la startup.
- Un cambio de foco. Es habitual en el ecosistema emprendedor que una startup cambie de foco o vire su idea original hacia nuevos servicios o targets. Con cada cambio, pregúntate si tu marca inicial representa los nuevos objetivos de la empresa y adapta la imagen a la nueva estrategia.
- Si la marca ha sufrido una crisis de reputación puede ser imprescindible un cambio para romper la asociación de la marca con los motivos que generaron la crisis.
Enfrentarse a un rebranding…
Como decíamos antes, tu startup va a sufrir muchos cambios en el camino, en la medida en que madura la idea original, reenfocamos la estrategia y tenemos nuevos compañeros de viaje. Es muy habitual.
En ocasiones, encontramos que la imagen original de los fundadores no encaja con la dimensión que toma el proyecto, con la entrada de nuevos socios o tras las sucesivas rondas de financiación. Se producirán circunstancias buscadas o imprevistas en las que tu startup necesita un cambio de rumbo.
En estas situaciones, el rebranding es la opción a aplicar. No solo tendrás que cambiar los elementos visuales de tu empresa, sino que deberás profundizar y retocar o modificar aspectos clave de la estrategia de marca, los mensajes y su propósito. Pero vamos a ver casos concretos.
¿Cuándo se debe hacer un rebranding?
- Momento de crisis de reputación: en este caso (y sobre todo en los graves) puede ser más que necesario un cambio profundo en la empresa con el objetivo de recuperar la confianza de tu público. En estos casos, los elementos visuales del ecosistema de la marca e incluso su estrategia de posicionamiento pueden ser motivo de transformación.
- Nuevos productos y servicios, nuevos públicos y nuevos mercados: si tu empresa experimenta un crecimiento muy importante por incorporación de nuevos productos y/o servicios, nuevos targets o nuevos mercados es posible que tengas que adaptarte para que la marca te acompañe en tu éxito y no se quede atrás. En algunos casos, hasta puede ser necesario incluso un cambio de nombre en alguno de tus productos o en la propia marca si está limitando el crecimiento o confundiendo a los públicos.
- Fusiones entre empresas o adquisición de una marca: en esta coyuntura, tienes que tener claro que deben convivir o fusionarse dos filosofías diferentes. Por lo tanto, tendrás en tus manos un escenario muy delicado en el que deberás decidir hacia dónde va a evolucionar tu empresa y llevar a cabo un arquitectura de marcas para racionalizar el branding de tu portafolio en consonancia.
- Reposicionamiento: este es un campo muy amplio (lo sabemos), pero no podemos terminar sin mencionarlo. Un reposicionamiento es un procedimiento complicado, pero clave. Puede darse esta necesidad en muchos escenarios posibles, pero en general son cambios en la estrategia de la compañía, en el mercado o en la tecnología que hacen necesario que todo eso se refleje en la marca, con lo que hay que dar un giro a su posicionamiento
- Cambiar, crecer, adaptarse: para finalizar este repaso, hay ocasiones en las que simplemente quieres actualizar algunos aspectos tu marca para adaptarla a los nuevos tiempos y seguir creciendo.
La marca no es más que la expresión de la estrategia de la empresa en términos de significado para las personas. Si queremos seguir siendo relevantes, debemos evolucionar a medida que el contexto cambia. Enfrentarse a un restyling o un rebranding puede suponer un trabajo duro, pero también una buena oportunidad para relanzar tu empresa y renovar las ilusiones de todo el equipo.