En posts anteriores analizábamos cómo ha cambiado el consumidor a lo largo de los años y cómo las marcas podían hacer frente a esta transformación. Sin embargo, ¿estamos seguros que las marcas cambian porque el consumidor cambia? O más bien se trata de que el consumidor cambia porque las marcas cambian… Así es el branding consciente.
No cabe duda que la sociedad cambia constantemente y por si sola. Una evolución a la que las marcas han ido adaptándose para seguir siendo atractivas y relevantes para un público cuanto más amplio mejor. De esto se trata o ha tratado tradicionalmente: para crecer hay que vender, vender más y llegar a más personas constantemente; y en este camino, construir una marca notoria y fuerte contribuye a generar preferencia, fidelidad, aspiracionalidad y deseo entre el público objetivo.
Una lógica que funciona y ha funcionado durante varias generaciones: las marcas se adaptan a las tendencias de consumo del momento y buscan la manera de conectar con el consumidor y ser (o seguir siendo) relevantes para él. Las que lo conseguían obtenían su recompensa en share y penetración, las que no se adaptan o actualizan mínimamente van perdiendo peso y acaban en el rincón de la indiferencia o de la nostalgia.
Resulta indispensable evolucionar y adaptarse para las marcas (y para la humanidad) si quieren perdurar. Porque no se trata ya solo de crecer y de crear la comunidad de fans más grande posible, si no de empezar a tener en cuenta el impacto en el mundo que nos rodea de verdad. De ser conscientes de la capacidad de las marcas para impulsar el cambio.
El branding consciente no es el futuro del branding, si no el presente.
Estamos ante una nueva generación de marcas, la mayoría nuevas y algunas que han sabido reinventarse e ir un paso más allá. Todas ellas conscientes de que hoy ya no es suficiente con ofrecer un buen producto a buen precio envuelto en un buen relato si no tiene un impacto positivo en el entorno social y ambiental.
Marcas fieles a sus valores y a sus principios, sin miedo a expresar su punto de vista y posicionarse ante la opinión pública, que practican el activismo y plantean nuevos modelos de negocio que pueden parecer contrarios a la lógica de crecimiento tradicional.
Fabricantes que recompran sus propios productos para revenderlos a precios reducidos, empresas que renuncian a la etiqueta de la sostenibilidad o que donan productos a colectivos vulnerables no sólo en navidad si no como parte de su propuesta de valor.
En definitiva, marcas que impulsan el cambio y hacen que el consumidor cambie con sus propuestas. Despertando la conciencia colectiva y ofreciendo alternativas con las que identificarse y creando comunidades de personas que comparten los mismos valores y quieren cambiar el mundo de la misma manera.
Marcas conscientes, en realidad negocios conscientes, que dejarán obsoletos muchos sectores y aportan planteamientos que rompen el marco de referencia de muchas personas pero abren infinitas posibilidades en el mundo del branding, la comunicación y de las industrias en general.
Como decía Einstein, el mayor de los errores es seguir haciendo lo mismo y esperar resultados diferentes.
Cómo puedes convertirte en una marca consciente
Seamos todos (un poco más) conscientes del papel que tienen las marcas para hacer evolucionar la sociedad y crear un mundo mejor para todos. Las marcas tienen este poder, usémoslo. En beneficio de todos.
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